Los primeros pobladores de Canarias, conocidos como guanches, construyeron una gran variedad de viviendas adaptadas a las diferentes zonas geográficas de las islas. En las zonas bajas de la costa, donde el clima era más cálido, creaban pequeñas chozas de forma circular hechas con piedras, arcilla y ramas de plantas, a las que llamaban "casas redondas".
Mientras tanto, en las zonas montañosas y en aquellos territorios donde había escasez de materiales para construir, optaban por crear viviendas excavadas en la tierra, conocidas como "cuevas". Estas cuevas podían ser simples refugios naturales o construcciones más elaboradas, con varias habitaciones, y podían ser decoradas con petroglifos y otras obras de arte rupestre.
En zonas de clima más frío, como la cumbre de las montañas, los guanches creaban "casas altas", que eran construcciones de piedra con forma rectangular y una techumbre de madera y paja. Estas casas solían tener varias habitaciones y un patio central, y se encontraban en zonas donde había una mayor concentración de población.
En resumen, los primeros pobladores de Canarias construyeron una amplia variedad de viviendas adaptadas a su entorno geográfico y climático, desde chozas circulares hasta casas excavadas en la tierra o altas construcciones de piedra. Estas viviendas eran un reflejo de su ingenio y habilidades para adaptarse al medio natural y su estilo de vida.
Los primeros pobladores canarios, los guanches, vivían en cuevas naturales adaptadas a su necesidad de refugio. Estas cuevas se encontraban en los acantilados y en las laderas de las montañas de las islas, y eran aprovechadas por los guanches para construir sus hogares.
A medida que la población canaria fue aumentando, los guanches comenzaron a construir casas de piedra y barro. Estas viviendas se construían con piedras sin labrar que se unían entre sí con barro.
Existen dos tipos de casas canarias: las cuetas y las tugurios. Las cuetas eran viviendas que se construían en las áreas rurales y eran de forma redondeada con techos cónicos hechos de ramas y barro. Los tugurios, por otro lado, eran casas que se construían en las ciudades y eran más grandes y cuadradas.
La mayoría de las casas canarias no tenían ventanas, pero contaban con una o varias puertas y una chimenea en el centro de la casa. La chimenea era muy importante para la calefacción y la cocina.
En resumen, los guanches utilizaban las cuevas naturales pero cuando la población aumentó y se hicieron sedentarios comenzaron a construir sus viviendas con piedras sin labrar y barro. La arquitectura canaria destaca por la simplicidad de sus viviendas, diseñadas para protegerse del duro clima de las islas.
Las casas de los antiguos canarios eran construidas con materiales naturales encontrados en la isla, como roca volcánica y palma. Estas estructuras se llamaban "casas cuevas" porque eran excavadas en el terreno y estaban semienterradas. Los muros y techos eran reforzados con piedras colocadas en capas, mientras que las puertas y ventanas eran talladas en la roca o hechas con troncos de palmera.
Las casas cuevas tenían un diseño sencillo, con una sola habitación que se usaba como cocina, dormitorio y sala de estar. La entrada a la casa solía estar protegida por un porche cubierto por ramas de palmera. El interior de la casa estaba dividido en diferentes áreas, como el lugar de dormir, la cocina y el lugar de almacenamiento.
Los antiguos canarios usaban las casas cuevas no solo para vivir, sino también para protegerse de los fuertes vientos y de las altas temperaturas durante el verano. La forma semienterrada de las casas permitía que se mantuvieran frescas en verano y cálidas en invierno.
En la actualidad, muchas de estas casas cuevas han sido restauradas y convertidas en museos o atracciones turísticas. Son una muestra de la habilidad de los antiguos canarios para adaptarse a su entorno y aprovechar los materiales naturales disponibles para construir sus hogares.
Los aborígenes canarios eran los habitantes originales de las islas Canarias antes de la llegada de los europeos en el siglo XV. Estos pueblos indígenas construían diferentes tipos de viviendas, adaptadas a las condiciones naturales propias de cada isla, utilizando materiales locales como la piedra, la madera y la paja.
En la isla de Gran Canaria, los aborígenes construían casas cueva en las laderas de las montañas, utilizando la roca volcánica para crear un ambiente fresco y protegerse del fuerte sol. También construían chozas de piedra seca, iguales que las que todavía se pueden ver a día de hoy en algunas zonas rurales de la isla. Estas chozas se construyeron originalmente para el ganado pero los dueños las utilizaron como vivienda cuando era necesario.
En la isla de La Palma, los aborígenes construían cabañas de madera y paja utilizando las hojas de la palmera canaria. Estas cabañas se construían en los claros de los bosques de laurisilva.
En la isla de Lanzarote, los aborígenes construían casas cónicas de piedra volcánica llamadas “jameos”. Estas casas estaban diseñadas para utilizar el calor natural del suelo y así mantener una temperatura agradable en el interior. Además, los aborígenes también construyeron cuevas artificiales utilizando herramientas de madera y piedra.
En definitiva, los aborígenes canarios eran expertos en construir viviendas adaptadas a las condiciones naturales de cada isla. Sus casas reflejan una conexión profunda con la naturaleza y un conocimiento del entorno del que se servían para construir viviendas confortables y funcionales.
Los aborígenes canarios fueron una de las primeras comunidades que habitaron en las islas Canarias. Además de las cuevas, ellos también construyeron casas en la superficie terrestre.
Estas casas eran conocidas como “cuartos” y eran de construcción simple. Generalmente, estaban hechas de piedras y cubiertas de palmas.
Otra característica importante de estas casas era que eran pequeñas y sólo tenían una habitación. Por lo tanto, se utilizaban como dormitorio, cocina y sala de estar para toda la familia.
Además, estas casas eran muy resistentes a los fuertes vientos y lluvias tropicales que azotaban las islas.
A menudo, las casas eran construidas en lugares con vistas impresionantes y cercanas a los campos cultivables, lo que permitía a los aborígenes cultivar y recolectar alimentos para su propia subsistencia.
En resumen, las casas de los aborígenes canarios fuera de las cuevas eran pequeñas, resistentes al clima y se construían en lugares cercanos a los campos cultivables. Estas características, junto con el uso de materiales naturales y la simplicidad de sus construcciones, nos muestran la alta adaptación que los aborígenes canarios tenían a su medio ambiente y su capacidad para vivir en armonía con la naturaleza.