Las puertas son uno de los elementos más comunes dentro de cualquier hogar. Por lo general, están destinadas a separar una habitación de otra u ofrecer privacidad y tranquilidad a las personas que se encuentran en su interior. Sin embargo, las puertas son mucho más versátiles de lo que se suele pensar.
En primer lugar, las puertas pueden ser un elemento decorativo en sí mismo. Si tenemos una puerta antigua o con un diseño llamativo, podemos utilizarla como un elemento decorativo en nuestra casa. Además, existen numerosas maneras de renovar una puerta para darle un aspecto moderno y atractivo.
En segundo lugar, las puertas pueden tener una función distinta a la de separar dos espacios. Una puerta de gran tamaño puede convertirse en un elemento divisorio para dividir una habitación en dos, creando así una nueva función para esa habitación. También podemos utilizarla como un complemento para separar zonas dentro de un mismo espacio.
Por último, las puertas pueden adaptarse a distintas necesidades, dependiendo del uso que se le quiera dar. Por ejemplo, si necesitamos más espacio de almacenamiento en la cocina o en el baño, podemos utilizar una puerta para fabricar un armario empotrado. Además, las puertas pueden ser modificadas para diseñar muebles, como estanterías, mesas, y otros accesorios para el hogar.