Harry y Meghan viven en California, Estados Unidos. Desde su controvertida salida de la Familia Real Británica en marzo de 2020, la pareja ha establecido su residencia en Montecito, un exclusivo barrio en Santa Bárbara, condado de Los Ángeles.
La mansión que habitan cuenta con nueve habitaciones, 16 baños y extensas áreas verdes. Además, incluye una casa de huéspedes, una piscina y una cancha de tenis, entre otras lujosas comodidades.
Tras su renuncia a sus deberes reales, Harry y Meghan han estado involucrados en diversas actividades benéficas y empresariales. Entre ellas, se encuentran la producción de contenido para Netflix y la organización de la fundación Archewell, que busca promover el impacto positivo en la sociedad.
La pareja ha dejado en claro su deseo de una vida más privada y alejada de la prensa. A pesar de ello, han sido objeto de atención mediática y críticas por sus decisiones y declaraciones, como la reciente entrevista con Oprah Winfrey.
Meghan y Harry han creado una vida muy diferente desde que se alejaron de sus deberes reales. Se han adaptado muy bien a su nueva vida en los Estados Unidos, donde se mudaron con su hijo Archie. La pareja reside en una mansión de estilo californiano en Montecito, una exclusiva comunidad en Santa Bárbara, California.
La casa tiene nueve habitaciones, amplios jardines con árboles frutales y una piscina, y fue comprada por la pareja de un multimillonario ruso en agosto de 2020. Meghan y Harry han tenido una vida mucho más relajada y privada en su nueva residencia, lejos del escrutinio de los medios británicos.
Se sabe que la pareja ha adquirido varios contratos de trabajo con importantes empresas como Netflix y Spotify, lo que les ha permitido generar ingresos en su nueva vida en América. Además, Meghan ha lanzado un libro infantil y ha dado las gracias al público por su apoyo en una entrevista reciente con NPR.
Durante la pandemia, Meghan y Harry se han mantenido ocupados trabajando en causas benéficas. La pareja ha creado su propia organización benéfica, Archewell, que se enfoca en apoyar a comunidades necesitadas. Han hecho donaciones a organizaciones que luchan contra el hambre en Los Ángeles y han hablado públicamente sobre la importancia de la salud mental.
En general, Meghan y Harry están disfrutando de una vida más tranquila y privada en los Estados Unidos, alejados de la presión de sus deberes reales en el Reino Unido y enfocados en crear una vida feliz y productiva para ellos mismos y su hijo. Parecen haber encontrado un equilibrio entre trabajar en sus proyectos de caridad y mantener una vida hogareña feliz juntos.
Desde que los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle, renunciaron a sus roles como miembros "senior" de la familia real británica en enero de 2020, se mudaron a Estados Unidos en busca de una vida más tranquila y privada.
Sin embargo, la pareja todavía posee una propiedad en el Reino Unido, en particular, Frogmore Cottage en Windsor, una casa con un significado especial para los duques ya que fue donde se casaron en mayo de 2018 y donde vivieron durante el primer año de su matrimonio.
Frogmore Cottage no es solo una casa para ellos, también tiene un valor histórico y cultural ya que es una propiedad del Estado y ha sido una residencia real durante más de 300 años.
Después de que los duques de Sussex realizaran una renovación completa en el hogar, el costo de la misma, que superó los 2.4 millones de libras esterlinas, generó controversia y críticas públicas, lo que llevó a la pareja a reembolsar esos gastos y a la decisión de separarse de la realeza.
Aunque aún no está claro si los duques de Sussex planean regresar a Frogmore Cottage después de que la pandemia disminuya, es una propiedad que sigue siendo un hogar acogedor y un refugio seguro para la pareja si deciden volver al Reino Unido en el futuro.
La casa de Meghan y Harry se encuentra en Montecito, California, y es una propiedad exclusiva y lujosa que ha despertado el interés de muchos. La propiedad cuenta con nueve habitaciones y 16 baños, además de una hermosa vista al mar y una amplia zona de jardines.
El precio de esta propiedad es impresionante, ya que ronda los 14.7 millones de dólares, lo que la convierte en una de las casas más costosas de la zona. Es importante destacar que la propiedad fue adquirida por los duques de Sussex a través de una sociedad anónima, por lo que se desconoce de manera exacta quiénes son los propietarios.
Pese al elevado costo de la casa, se sabe que Meghan y Harry han realizado importantes inversiones para remodelar y equipar la propiedad a su gusto. Se dice que entre los cambios realizados se encuentra la construcción de una cabaña de juegos para su hijo Archie, así como la instalación de un cine privado y una gran piscina.
Este lujoso hogar se ha convertido en el lugar ideal para que Meghan y Harry disfruten de su privacidad y se alejen de la atención mediática, que ha sido una constante en sus vidas, especialmente desde que se alejaron de la familia real británica. Además, el clima agradable y soleado durante todo el año, así como la tranquilidad de la zona, han atraído a muchas celebridades y magnates de los negocios.
Aunque el costo de la casa de Meghan y Harry pueda parecer exorbitante, para ellos significa la consolidación de su nuevo proyecto de vida en California, donde han decidido enfocarse en su familia y en sus proyectos de caridad. Además, su reducido círculo de amigos y la seguridad que ofrece su propiedad les ha permitido desarrollar un estilo de vida mucho más relajado y alejado del protocolo que marcaba su antigua vida como miembros de la familia real.
Desde que el príncipe Harry y Meghan Markle se retiraron como miembros senior de la familia real británica y se mudaron a Los Ángeles, muchos se han preguntado cuál es la situación actual de sus hijos, Archie y la recién nacida Lilibet.
Según varios informes, la familia se ha mantenido en una ubicación privada desde que Lilibet nació a principios de junio. Se ha especulado de que los Sussex han elegido una propiedad cerca de Santa Bárbara para establecer su hogar, donde podrán tener la privacidad y la seguridad que desean.
Se sabe que Harry y Meghan son extremadamente protectores de su familia. Para su boda en 2018, la pareja tuvo una política estricta de no permitir que los niños menores de 18 años asistieran a la ceremonia, con el fin de proteger a su hijo Archie de la atención excesiva de los medios.
En cuanto a los medios de comunicación, hasta ahora, ningún paparazzo ha podido fotografiar a la pareja junto con sus hijos desde que se mudaron a Los Ángeles. A través de sus redes sociales y declaraciones públicas, Harry y Meghan han sido muy claros al respecto de que desean proteger la privacidad de sus hijos.
En un comunicado de prensa emitido en nombre de la pareja en 2020, ellos declararon que "[nuestros hijos] nunca han solicitado ser la parte central de atención, y es por eso que hemos tomado medidas significativas para garantizar que tengan una vida privada adecuada".
En definitiva, aunque no se sabe con certeza donde exactamente se encuentran Archie y Lilibet, parece que la familia Sussex está haciendo todo lo posible para mantener la privacidad de su familia en su nuevo hogar en California.