La construcción de una casa pasiva se basa en técnicas y materiales de alta eficiencia energética que permiten reducir significativamente los gastos en calefacción y refrigeración, por lo que esta opción se ha vuelto cada vez más popular en la actualidad.
En cuanto al precio por metro cuadrado de construcción de una casa pasiva, este puede variar dependiendo de varios factores, como la ubicación geográfica, los materiales de construcción, el diseño y el tamaño de la casa, y el nivel de aislamiento térmico que se desea lograr.
Aunque puede parecer que una casa pasiva puede ser más costosa que una convencional en los primeros pasos de construcción, a largo plazo, esta inversión puede ser muy rentable, ya que se estima que el ahorro en energía puede llegar hasta un 90% en comparación con una casa convencional, lo que se traduce en un ahorro de dinero y una menor contaminación del ambiente.
En general, el precio del metro cuadrado de una casa pasiva puede oscilar entre los 1.500 y los 2.500 euros, pero en términos generales se puede decir que el ahorro energético que se logra con esta construcción puede hacer que el precio por metro cuadrado se amortice en un plazo de 7 a 12 años.
Casa pasiva es un término utilizado para definir a aquellas viviendas que están diseñadas específicamente para reducir al mínimo posible el consumo de energía y, por tanto, disminuir también las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Este tipo de vivienda se caracteriza por tener una gran capacidad de aislamiento térmico y una ventilación mecánica controlada que permite mantener una temperatura constante en su interior durante todo el año. Además, utilizan fuentes de energía renovable y tienen un sistema de recuperación de calor que permite reutilizar el calor que se genera en la casa.
Para obtener la certificación de una casa pasiva, el consumo energético debe ser inferior a 15 kWh/m²año, es decir, un ahorro de energía cercano al 90% respecto a una casa convencional. La construcción y el diseño de estas viviendas deben estar orientados a aprovechar al máximo la energía solar y minimizar las pérdidas de calor.
En definitiva, una casa pasiva es una vivienda comprometida con el medio ambiente, en la que se busca reducir al máximo el consumo de energía y reducir la huella de carbono. Además, este tipo de vivienda ofrece un gran confort térmico y acústico, lo que permite disfrutar de una temperatura agradable en cualquier época del año.
Los edificios con certificación Passivhaus o casas pasivas son construcciones que han sido diseñadas para funcionar con un bajo consumo energético. Gracias a esto, el ahorro de energía en este tipo de edificaciones es significativo y se traduce en una reducción de los costos de energía para sus propietarios y en una menor emisión de gases contaminantes a la atmósfera.
La envelope del edificio es la principal responsable de los ahorros en una casa pasiva. Se trata de un conjunto de elementos de construcción que conforman la barrera entre el interior y el exterior del edificio, y que garantizan que la temperatura interior se mantenga constante sin necesidad de usar sistemas de calefacción o aire acondicionado de manera constante. Esto se consigue gracias a que la envolvente de una casa pasiva está diseñada para evitar la entrada de aire frío en invierno y aire caliente en verano.
Además, las ventanas de los edificios con certificación Passivhaus también contribuyen a sus ahorros energéticos. Estas suelen estar fabricadas con vidrios de alta eficiencia energética, que previenen la entrada de aire y mejoran el aislamiento acústico de la vivienda. Gracias a esto, se reduce la necesidad de usar sistema de calefacción y aire acondicionado, lo que se traduce en un ahorro significativo de energía.
Otra de las ventajas de una casa pasiva en términos de ahorro es el menor consumo de agua. En este tipo de edificaciones se suelen instalar grifos y duchas de bajo consumo, que reducen la cantidad de agua que se utiliza en la vivienda. Además, la mayoría de estas casas cuentan con un sistema de reciclaje de agua que se encarga de reutilizar el agua utilizada en el hogar para otros fines, como regar el jardín o limpiar el coche.